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Nuevo párroco en la Crucecita

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Fr Cristino asumió como nuevo párroco de la Crucecita

El Arzobispo de Asunción Mons. Edmundo Valenzuela había recido días atrás en su despacho a fr. Fernando Solá, a fr. Cristino Vera y a fr. Leoncio Vallejo. El motivo era presentar la propuesta de un relevo en la conducción de la Parroquia de la Santa Cruz, llamada popularmente «La Crucecita». Se le entregó la carta del Prior Provincial en la que se propone a fr. Cristino Vera Colmán como nuevo párroco, y fr. Leoncio expuso los motivos de su traslado a la comunidad de Buenos Aires. Amablemente el Arzobispo accedió al cambio y recomendó a fr. Cristino no ejercer como un mero administrativo sino ser pastor y cuidar de todos, especialmente de los más desvalidos. Sugirió comenzar el tiempo de cuaresma con la asunción del nuevo párroco y delegó en fr. Fernando, como prior del convento, para representarlo en la toma de posesión de la parroquia.

Así pues, el domingo previo al miércoles de ceniza, 11 de febrero, en la misa parroquial de la tarde, con un templo totalmente lleno, se procedió a leer el decreto del nombramiento del nuevo párroco y se le entregó la llave del sagrario y la Biblia a fr. Cristino, como signos de los tesoros que debía guardar con el máximo celo: la eucaristía, la palabra y los pobres. El nuevo párroco hizo la profesión de fe ante la Comunidad Parroquial. En la oración de los fieles y después de la comunión se agradeció a fr. Leoncio la dedicación sencilla y generosa de estos cuatro años entregados a la Parroquia.

Terminó la celebración con con unas palabras de gratitud de fr. Cristino, quien expresó su conciencia de que no empezaba una obra sino que daba continuidad a un largo camino de la Comunidad Parroquial. Recordó a los frailes que le precedieron al frente de la Parroquia. Compartió sus sentimientos y deseos de construir juntos una parroquia donde se haga posible el encuentro con Jesucristo Vivo; una parroquia abierta a lo que el Espíritu nos va pidiendo; donde todos puedan participar; «una parroquia en salida», en la línea del Papa Francisco, en misión permanente; donde se experimente el carisma dominicano; donde esté presente la reflexión sobre la situación social de nuestro país y una sensibilidad activa hacia los pobres; una parroquia donde prime la Misericordia y donde la vida de las personas esté en primer lugar; una parroquia, en fin, que sea festiva y donde siempre se de gracias con alegría por los dones recibidos en cada momento.

Estas palabras arrancaron un fuerte aplauso de asentimiento de parte de todos los presentes. Después del canto de despedida, se prolongaron los saludos de felicitación y agradecimiento, tanto a fr. Cristino como a fr. Leo.

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