¿Quienes Somos?

Somos Frailes Predicadores, más conocidos como «dominicos» que nos dedicamos enteramente a la predicación del Evangelio, una predicación de la gracia, como lo hiciera Santo Domingo de Guzmán, nuestro fundador. En el Capítulo de Bolonia decíamos:

El ministerio de la predicación ha sido confiado a nuestra Orden desde sus orígenes. Al servicio del Evangelio y en unión con toda la Iglesia, nuestra Orden recibió la misión de proclamar el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo siguiendo sus huellas. “Dedicándonos por entero a la evangelización de la Palabra de Dios” (Const. Primitivas, prólogo) somos por nuestra profesión, libres para vivir una vida apostólica “en la que la predicación y la enseñanza deben brotar de la abundancia de la contemplación” (Const. Fund. IV) (Actas del Capítulo General de Bolonia, 1998, 33).

 

Breve historia del Vicariato

¿Cómo y cuando nació el Vicariato?

Desde 1925, la restaurada Provincia de Aragón se hizo presente institucionalmente en América del Sur, comenzando por Chile. Posteriormente, los frailes ejercieron la misión evangelizadora en Argentina, Uruguay y Paraguay, permaneciendo como miembros de la Provincia de Aragón y como extensión de su acción misionera.

La primera comunidad de los frailes en Uruguay

Se constituyó el 6 de abril de 1937, en la calle Camino Maldonado de Montevideo. Dos años después, se hizo cargo allí mismo de la Parroquia Santísima Trinidad y, al poco tiempo y en la misma zona, se fundó el Colegio Santo Tomás de Aquino. En 1942, se fundó la segunda Comunidad en la calle, entonces llamada Duvimioso Terra y hoy Mario Cassinoni, donde se atiende la Parroquia Virgen del Rosario y Santo Domingo.

Fuera de Montevideo, el Vicariato se hizo cargo, desde 1963 hasta 1977, de la Parroquia San José Obrero, en la localidad Playa Pascual, diócesis de San José de Mayo. A partir de 1984, el Vicariato ofreció a la Diócesis de Maldonado un Equipo Itinerante [EQUIT] que evangelizó, en primer lugar, la zona de Gregorio Aznares y, en un segundo momento, la ciudad de San Carlos. Luego de un intervalo sin presencia, nos hicimos cargo, en la misma diócesis de Maldonado, de la parroquia de Nuestra Señora de los Remedios, en la ciudad de Maldonado, con la integración de frailes de la Provincia de Irlanda.

Presencia en Paraguay

Después de un siglo y medio, los frailes de la Orden vuelven a hacerse presentes en Paraguay, a partir del año 1969. El punto de partida fue la Escuela Politécnica Cirilo Duarte y la Parroquia Santa Cruz, en el barrio Sajonia de la ciudad de Asunción. Posteriormente, a raíz de nuestra presencia en la zona marginada del Bañado Tacumbú de la misma ciudad, asumimos la dirección pastoral de la parroquia San Felipe y Santiago, privilegiando la conjunción de evangelización y promoción humana. En 1989, se fundó otra Comunidad, la Casa de Santo Domingo Ra’ykuéra, en el barrio Republicano de Asunción, destinada primordialmente para la formación de nuestros estudiantes. En ese mismo año, se inicia la presencia evangelizadora en una zona eminentemente campesina, asumiendo la parroquia San Roque González en la diócesis de Carapeguá.

Presencias en Chile y Argentina

Entre los años 1925 a 1929, el Vicariato tuvo una presencia breve en Chile en el ámbito parroquial.

En la República Argentina, los frailes de la Provincia de Aragón estuvieron presentes en la provincia de Santa Fe, pero por pocos años; de forma más prolongada, en la Provincia de San Luis (desde 1930 hasta 1983), al servicio del Santuario Virgen del Rosario del Trono. Nuestro aporte fue continuación de la labor de la Provincia Dominicana de San Agustín, y ella retomó la atención de dicho Santuario a partir de 1984.

En el año 1971, se fundó el convento de San José, Esposo de la Virgen María en Buenos Aires, donde se creó el Centro de Estudios Santo Tomás de Aquino [STA], destinado a la formación de religiosas y religiosos.

 

La Misión de los Frailes

 

En nuestro último Capítulo Vicarial de 2012, se asumieron los siguientes criterios, como principios que orientan nuestra predicación:

  • La inculturación del evangelio en la identidad de cada pueblo.
  • La opción por los pobres, la justicia y la paz.
  • El compromiso explícito con los procesos de cambio que se siguen en nuestros pueblos, con un permanente discernimiento crítico de la realidad.
  • Encontrar y adaptar lenguajes significativos que respondan a los nuevos contextos surgidos en un mundo plural de increencia, nuevas filosofías, alejamiento de Dios, exclusión.
  • Tener en cuenta en nuestros proyectos, el mundo de los jóvenes, de los migrantes, el campesinado zonas periféricas de las ciudades.
  • Tener presente la realidad de sufrimiento de los pueblos originarios de nuestros países.
  • Prestar atención a los carismas y aspiraciones de los jóvenes de nuestro vicariato a la de hora de proyectar la misión.
  • Servirnos y prepararnos para el uso de los variados medios de comunicación social para la misión (radio, prensa, Internet).
  • Intensificar el trabajo conjunto con la Familia Dominicana, para una misión más fructífera.

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