Nuestro Carisma y Espiritualidad

El carisma de la Orden de Predicadores

La Orden de Predicadores supuso, en el momento histórico de su fundación por Santo Domingo de Guzmán, una novedad radical, una ruptura con la tradición monacal de la Iglesia. Los nuevos «frailes predicadores» nacen para predicación de la palabra de Dios y la salvación de las almas. Desde el principio son enviados a todos los hombres, grupos y pueblos, a los creyentes y no creyentes y, sobre todo, a los pobres.

Este objetivo esencial determinará el cuadro de valores que configuran la vida y el carisma de los frailes predicadores. Ya el Papa Honorio III expresó el ideal de la Orden escribiendo a Domingo y a sus frailes estas palabras: «Aquel que incesantemente fecunda la Iglesia con nuevos hijos, queriendo asemejar los tiempos actuales a los primitivos y propagar la fe católica, os inspiró el piadoso propósito de abrazar la pobreza y profesar la vida regular para consagraros a la predicación de la palabra de Dios, propagando por el mundo el nombre de nuestro Señor Jesucristo».(carta a Santo Domingo de fecha 18 de enero de 1221).

Podemos, pues, señalar como elementos constitutivos y característicos:

  Vida Común.

Se crea comunidad por la coincidencia en la fe, en la vocación, en el ideal y en los fines. Se respeta, no obstante, la personalidad de todos los miembros de la comunidad.

  Consejos Evangélicos.

«Los frailes, de acuerdo entre sí por la obediencia, asociados en un amor más elevado por la disciplina de la castidad, y dependiendo más estrechamente unos de otros por la pobreza edifican primero en su propio convento esa iglesia de Dios que, mediante su trabajo, han de extender por el mundo» (L.C.O. nº 3, II)

  Observancia Regular.

Son aquellos elementos que integran la vida dominicana y la regulan mediante la disciplina común: vida de comunidad, celebración de la liturgia y oración probada, cumplimiento de los votos, el estudio asiduo de la verdad y el ministerio apostólico.

Contemplación y evangelización

En estas dos palabras se puede sintetizar el carisma de los frailes predicadores.

  • La contemplación se ejerce en una doble dirección:

El estudio de la verdad:

Dios es la luz y fuente del estudio del fraile dominico que, atento a la tradición viva de la Iglesia, dialoga con los sabios y vive abierto a todos los problemas contemporáneos.

La liturgia y la oración privada:

La contemplación de las cosas divinas se realiza primordialmente en las celebraciones litúrgicas y en la lectura divina, pero también en la oración personal privada.

Ambas formas de contemplación preparan al frailes predicador a la misión fundamental y fundacional: la predicación del Evangelio para la salvación de los hombres por el conocimiento de Jesucristo el Señor.

  • La misión es «la entrega a la evangelización total de la Palabra de Dios». Para realizarla conforme al espíritu dominicano han de buscar continuamente los «nuevos lugares de evangelización». Y pues la Orden de Predicadores debe estar siempre en acto de misión y situarse en las fronteras, los Capítulos Generales de los últimos años reafirman cuatro prioridades apostólicas:
  1. Catequesis en un mundo descristianizado
  2. Evangelización en las diversas culturas
  3. Justicia y Paz
  4. Comunicación humana a través de los Medios de Comunicación Social

«Los frailes, dice el Libro de las Constituciones, deben ejercer la predicación bajo cualquier forma.» (L.C.O. 106,I)

Otros rasgos de la identidad dominicana

Característicos también de la forma de ser dominicana son: sentido de responsabilidad, respeto mutuo a la identidad personal, apertura en la búsqueda de la verdad, alegría en la vida fraterna y comunitaria, pluralidad en las formas de acción apostólica, modos democráticos en la vida y gobierno de los conventos y de las instituciones.

«La audacia de Santo Domingo
es la de quien se apoya en los valores esenciales
y permanentes del pasado para mirar de frente e ir adelante:
la audacia del futuro«.
 
Fr. Vicente de Couesnongle
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