100 números del Boletín Informativo del Vicariato de la Provincia de Aragón en América del Sur
Las personas tenemos una especial sensibilidad por lo simbólico. Los símbolos expresan sentimientos y experiencias que, de otra forma, serían difíciles de traducir en palabras. Los grupos sociales, entre ellos, los religiosos, suelen tener símbolos que los representan. Los dominicos y dominicas nos sentimos identificados con el escudo de la Orden, porque refleja los colores del hábito y expresa el ideal de nuestra vida dominicana. Para los frailes del Vicariato, el Boletín IVAS, ha sido a lo largo de sus 100 ejemplares quien ha dado a conocer nuestra vida y misión. Nos “representa” y nos “presenta” al resto de los hermanos y hermanas de la Familia Dominicana.
No podemos dejar de dar gracias a Dios por este “símbolo” del Vicariato. Primero, por los hermanos que lo hacen posible y, sobre todo, porque las páginas del IVAS (en su edición en papel y ahora digital) recogen la historia de los hermanos, sus opciones pastorales, los acontecimientos que nos han marcado como Vicariato, los anhelos y proyectos realizados, noticias de las comunidades, celebraciones… en suma, entrega y vida compartida con todos los lectores y lectoras del Boletín.
El centenario del IVAS se inscribe dentro de los preparativos del Jubileo de la Orden. Recopila la “memoria histórica” de estos últimos años, fundamentalmente desde que nos constituimos como Vicariato Regional. Repasando los ejemplares podemos evaluar nuestra andadura por Uruguay, Paraguay y Buenos Aires. Varios de los artículos que los hermanos escriben para esta ocasión, hacen referencia a esta historia. Pero, primordialmente, alcanzar 100 ediciones del IVAS nos hace mirar hacia adelante. Es el sentido profundo del Jubileo y, como no, del centenario del IVAS, la oportunidad para renovar nuestra vocación dominicana y poder responder, como futuro Vicariato Provincial de la Provincia Hispaniae, a los retos que hoy desafían nuestra predicación y vida dominicana, en los países donde estamos insertos, marcados por la pobreza y un progresivo olvido de Dios. Nuestro Padre nos legó la antorcha de ser “predicadores de la gracia”.
Que el Señor nos conceda la gracia de seguir llevando adelante, en nuestras Iglesia locales, la misión dominicana con su entusiasmo y creatividad. Y que Santo Domingo les bendiga desde el Cielo.
Fraternalmente, su hermano,
Fray Rafael Colomé Angelats, OP Prior regional
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