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Despedida de nuestra presencia en Maldonado

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El pasado sábado, 27 de febrero, por la tarde tuvo lugar en la parroquia Nuestra Señora de los Remedios, la celebración de la Eucaristía y una convivencia en las que cerrábamos los últimos 10 años de nuestra presencia en la Diócesis de Maldonado (Uruguay). Nos recordaba el obispo del lugar, Mons. Rodolfo, que coincidía la fecha con la primera experiencia misionera que los dominicos habíamos realizado hacía 30 años en Gregorio Aznarez, con  Antonio Hernández y Angel Martínez Puche. Posteriormente fue continuada con el aporte de Fernando Solá en la parroquia de San Carlos, con una intensa labor pastoral que perdura hasta el día de hoy.
Y en esta ultima etapa, un grupo de dominicos irlandeses, Timoteo, Noel, Martin y Larry, abrieron la actual presencia, llevada en los últimos años por Flannan, Cristino y Santiago, estableciéndose a residir mas permanentemente en la parroquia Nuestra Señora de los Remedios. Han sido años de una intensa y fructifera entrega a la gente que, agradecida, se hizo presente en gran numero para expresar su afecto y compromiso de seguir llevando adelante lo aprendido por los dominicos en estos años. Santiago Fernandez, quien ha animado y acompañado especialmente esta ultima etapa, reflexionaba en la homilía los frutos que la comunidad ha producido en estos años y cómo ahora que inicia una nueva andadura de la mano de los religiosos redentoristas, está llamada a seguir produciendo muchos más.
Con emoción contenida, por el significado que tenía el acto, de final de una etapa de presencia dominicana en el interior del Uruguay, dábamos gracias a Dios y a la gente que nos acogió, por la experiencia evangelizadora que hemos compartido en estos años y que sido tan enriquecedora para quienes tuvieron la dicha de realizarla y para la misión de la Orden comprometida con el anuncio del Evangelio a los más pobres.
La dimensión misionera ha marcado nuestra modalidad evangelizadora en Uruguay. La acogemos como una herencia que nos interpela como predicadores a responder a los desafíos de las periferias de los países, donde la pobreza o la falta de evangelizadores es más notorio. Con el acto de ayer, cerrábamos una presencia, pero no una una inquietud y menos un compromiso por seguir, de un modo u otro, respondiendo a estas realidades desafiantes. Más que cerrar, podriamos decir, que ayer se abría una nueva etapa de la proyección misionera de los dominicos en el interior de Uruguay.
Fr. Rafael Colomé Angelats, OP
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